viernes, 22 de octubre de 2021

EL SALARIO DE LOS ALCALDES EN EL 2020

 

Quince alcaldes de España cobraron más de 80.000 euros en el 2020. Estos sí que son salarios dignos y no los que cobran la mayoría de ciudadanos y ciudadanas de este país.

El salario medio de los alcaldes españoles en 2020 se sitúa en los  13.741 euros. Pero hay que tener en cuenta que hubo  2.504 alcaldes  –el 36,86 %– que no cobraron por ejercer su función. 

Si excluimos a estos  que desempeñan su cargo gratis, la retribución media de los alcaldes se elevaría hasta los 21.763 euros. Esta cifra crece de manera notable entre los que tuvieron dedicación exclusiva; fue de  40.033 euros.

El alcalde que más ha cobrado en 2020 ha sido el de Madrid con 108.518 euros, seguido de la alcaldesa de Barcelona con 100.000 euros

Si relacionásemos el número de habitantes de cada municipio con el salario percibido por su alcalde, veríamos que no todos los españoles y españolas aportamos  la misma cantidad para cubrir el salario de nuestro regidor. El de Madrid  sería el regidor que más barato sale a sus ciudadanos (0.30 €).

Por comunidades autónomas, los alcaldes de la Región de Murcia fueron los que más cobraron de media por ejercer su puesto (43.961 euros), seguidos de los de Baleares (39.192 €) y Canarias (37.638 €). En el extremo opuesto se sitúan los de Castilla y León, con apenas 3.062 euros de media, Aragón (3.642 €) y La Rioja (4.933 €). 



Falta la alcaldía de Cádiz de la que no hay datos en el sistema ISPA.

En la siguiente tabla vemos los salarios de los alcaldes de la comarca de la Sierra de Segura. Falta la alcaldía de Hornos.


Las tablas están elaboradas con los datos ofrecidos por 6.793 alcaldías. Es incompleta porque hay  1.063 ayuntamientos. El de Hornos entre ellos)  que no los incluye el sistema de Información Salarial de Puestos de la Administración (ISPA) por haber aportado información dudosa o incompleta.

(Fuente: Ministerio de Hacienda. Sistema ISPA)



domingo, 10 de octubre de 2021

EL PONCHE QUE DE NIÑO ME DABA MI MADRE Y EL ESTERNOCLEIDOMASTOIDEO

  Mientras mi hemana crecia sana, yo casi me convertí en un niño enfermizo y enclenque hasta que cumpli los diez u once años.  No habia virus o bacteria que no se ensañara con mi cuerpo. Sarampión, varicela, tifus, paperas, catarros, tosferina o  cualquier otra enfermedad que pululara por el pueblo, yo era un buen candidato para cualquera de ellas. Mi madre  pensaba, con no falta de argumentos, que yo era un niño enclenque y enfermizo y que necesitaba vitaminas. Por eso, durante un tiempo un par de días a la semana por la mañana y antes de irme a la escuela “Elcura”, me daba un ponche.

En un vaso grande ponía la yema batida de un huevo, leche y añadia un vasito de vino de quina. Del aquel vino  se decía que tenía efectos saludables.Es medicina y es golosina”, decía el lema de Quina Santa Catalina. “Este excelente vino quinado es muy bueno para niños y mayores”, rezaba el de Kina San Clemente.

Uno de aquellos  días, a mi madre se le debió ir la mano y puso más vino de quina de lo acostumbrado y yo salí de casa más ufano que ningún otro día. Enfile la mal de contento la calle “Arroyo”, cruce la Plaza de la Iglesia y bajé la calle Nueva, hoy “San Isidro”,  hasta la escuela. Aquella mañana la lección que teniamos que llevar aprendida trataba de los huesos y musculos del cuerpo humano. Yo eufórico los recordé todos, incluso ese que tanto me costaba con tantas silabas llamado cleidomastoideo. Nunca lo he olvidado.

A lo mejor ahora, a mi edad, debería empezar a tomar aquel tipo de ponche y la neuralgia posherpética que padezco hace un tiempo provocada por uno de aquellos virus que atacó mi cuerpo de niño y que ha permanecido dormido en él hasta que el muy jodido ha encontrado las condiciones adecuadas para atacar de nuevo.  De niño, la varicela y a mis setenta y pico, la neuralgia postherpética, la llamada “culebrilla”. Dos ataques del mismo virus en distintas épocas de mi vida, pero yo sigo acordándome del esternocleidomastoideo.