domingo, 23 de enero de 2022

LAS RETENCIONES DEL TRÁFICO Y LAS LUCES DE EMER-GENCIA

  Al pisar el pedal del freno repetidamente, las luces de freno se encienden y apagan, advirtiendo a los conductores que circulan detrás que tienen que reducir también la velocidad.

Se trata de una acción simple y sencilla que no implica retirar las manos del volante en ningún momento. Reducimos la velocidad y avisamos  a los demás, no apartamos la vista de lo que tenemos  delante y mantenemos el control total de nuestro vehículo.

Esta manera de actuar la  recoge el artículo 109.2.c del Reglamento de General de Circulación, donde establece que; “la intención de inmovilizar el vehículo o de frenar su marcha de modo considerable (…) deberá advertirse, siempre que sea posible, mediante el empleo reiterado de las luces de frenado”.

Los vehículos más modernos incluyen una función de frenado que encienden y apagan repetidamente las luces de freno de manera automática, cuando el conductor pisa a fondo el pedal del freno. Y, cuando se detienen, se encienden automáticamente las luces de emergencias. Pero si nuestro coche no tiene esta función, debemos pisar el freno repetidamente para avisar a los demás conductores  que nos  preceden.

Al reanudar la marcha, aunque la congestión parezca que se desvanece, tenga mucho cuidado.  En esta situación, nunca acelere bruscamente para recuperar tiempo perdido, el atasco puede reaparecer pocos kilómetros más adelante. En su lugar, acelere un poco menos que el vehículo que va delante: esto le ayudará a mantener la separación y dosificar las frenadas.

 

 Trate de mantener la vista  en varios de los vehículos que circulan por delante de usted; así podrá anticiparse y reaccionar a tiempo para evitar situaciones de riesgo y detenciones innecesarias. Y, por supuesto, nunca pierda de vista al vehículo inmediato.



Observe con regularidad los retrovisores  para tomar medidas ante un posible alcance (advertir con las luces de frenado, aumentar la separación frontal, buscar escapatorias...).

 

 Y hay que tener presente que los comportamientos agresivos como los cambios bruscos de carril y el abuso del claxon no ayudan y generan nervios en los demás. En un atasco hemos de ser pacientes, practicar la cortesía y el respeto a los demás.

 

Mientras nos aproximamos a la retención, adaptaremos la velocidad: dejamos  de acelerar y pisamos el freno aumentando progresivamente la intensidad sobre el pedal. Así consumiremos menos combustible y evitaremos desgastes prematuros de las piezas del embrague.

 

Dentro del atasco, usaremos el embrague solo cuando sea necesario. No conviene mantener el embrague pisado y la marcha engranada: desgastamos la mecánica de manera innecesaria.



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