viernes, 23 de julio de 2021

LAS PRIMERAS MATRICULAS DE AUTOMÓVILES EN ANDALUCÍA

La máquina de vapor fue inventada en 1705 por Thomas      Newcomen, y posteriormente perfeccionada por J. Watt en 1 769. En 1787, Oliver Evans consiguió la primera patente para poder construir máquinas que funcionasen a altas presiones. Sin embargo no pudo construir  la primera hasta 1805 cuando las autoridades de Filadelfia le encargaron un pontón para dragar los muelles del puerto de Filadelfia. Una vez construida la draga, e instalada en ella la máquina de vapor que la accionaría, se vio en la tesitura de tener que transportarla desde su taller hasta el muelle, que distaba unos 3 km. El artilugio pesaba más de 15 toneladas, y la tarea se presentaba complicada y muy dificil. Pero Evans pronto se las ingenió.Instaló un carro bajo el mismo, y acopló una de sus ruedas a la máquina de vapor. Falló en un primer intento, pero en un segundo, la draga llegó sin problemas hasta el muelle, donde se le quitó el carro. Nació de esta forma el primer vehículo movido por sí mismo y no por la fuerza animal. Fue el descubrimiento inicial que daría origen al vehículo automóvil, es decir, al movido por sí mismo.



Pronto surgen tres países que se interesan por el estudio y desarrollo del automóvil, Inglaterra, Alemania y los Estados Unidos.

 Los experimentos que se hacen en Inglaterra se ven entorpecidos por las Leyes de las Locomotoras. En particular, la Ley de Locomotoras de 1865 , también conocida como Ley de Bandera Roja porque requería que los vehículos autopropulsados ​​fueran acompañados por un peatón que ondeara una bandera roja o llevara una linterna para advertir a los transeúntes del acercamiento del vehículo. 

Pretendieron ser un freno para el avance y desarrollo del automóvil en Inglaterra y así los capitalista de la época pudieron  prolongar sus inversiones en caballos, carruajes y trenes. Pero aquello fue como poner puertas al campo. Quedó derogada en 1896.

Las imposiciones de aquella ley eran ridículas y estrambóticas y lo único que consiguieron fue ralentizar la evolución del automóvil en Inglaterra y propiciar que le pasaran por delante Estados Unidos, Alemania y Francia en la fabricación de automóviles.

La Ley de la bandera roja establecía que:

1.  Un ingeniero acompañase en cualquier trayecto al conductor, para poder reparar de inmediato el automóvil en caso de avería, con el fin de que obstaculizara el menor tiempo posible el paso de carruajes de caballos.

2.  Puso en vigor el primer límite de velocidad en carretera del mundo, estableciendo un límite de 6,5 km/h en el campo y 3,2 km/h en ciudad, con una multa de 10 libras por “exceso de velocidad”.

3.  Una persona debía caminar  unos 55 metros por delante del vehículo, agitando constantemente una bandera roja para avisar a los coches de caballos sobre la presencia del vehículo autopropulsado, y asegurarse de que el conductor detiene el vehículo hasta que pase el caballo o el coche de caballos. Además, esto ya limitaba la velocidad del vehículo a la del hombre que llevaba la bandera roja.



En Alemania, Gottieb Daimier lanzó su famoso motor de gasolina en 1885.

En los Estados Unidos, el desarrollo del automóvil, se vio entorpecido igual que en Inglaterra, si bien por menos tiempo y otras razones, una de las cuales fue la falta de carreteras y la actitud de los granjeros, que impedían el paso de los vehículos por sus tierras. La fabricación de motores para usos agrícolas, realizada en 1887 por Ramson E. Olds, consiguió interesar a los agricultores en el desarrollo de los vehículos automóviles. El primer automóvil americano movido por motor de gasolina fue construido y utilizado con éxito por Charles E. y Frank Duryea en 1892, es decir, tres años antes de que Selden (en otra ocasión escribiremos sobre él) lograra su patentr, origen de tantas disputas.

Los balbuceos y ensayos realizados en el siglo XIX se convierten en realidad en el siglo XX. La fabricación de vehículos de motor se perfecciona, no sólo en lo que se refiere a los órganos vitales de los mismos, sino también por lo que respecta a carrocería y comodidad para el pasajero.

 

En un primer momento, cada vehículo disponía de dos placas identificativas, la del ayuntamiento con la que se podía circular por el municipio y la del gobierno civil que ampliaba así los límites de la provincia.

Fue en 1900 cuando  se inicia en España el control administrativo de los vehículos de motor, matriculándose el 31 de octubre de aquel año, en Palma de Mallorca, el primer automóvil: un vehículo de la marca «Clement», tipo cuadriciclo a nombre de José Sureda Fuentes, vecino de Santa Catalina, un barrio de Palma. La Matricula fue PM-1.

El segundo  se matriculó, un mes más tarde (18-11-1900),  fue otro «Clement», con la matricula CC-1, a nombra de Favián Muñoz Servan, vecino  de Plasencia (Cáceres).

En Andalucía durante el periodo de 1900 a 1910 se matricularon 785 vehículos, siendo Sevilla la que más matriculó y Huelva la que menos.



En 1911 comenzó una serie de quinquenios en el que las matriculas de vehículos aumentaban a ritmo vertiginoso.




En periodo de 1916 a 1920, como podemos ver en el gráfico las matrículas aumentaron de forma espectacular. Este incremento de vehículos duró hasta 1930. El parque de vehículos al finalizar este periodo era ya de 151.455 vehiculos. En los años sucesivos las matriculas de vehículos fueron descendiendo hasta el periodo de 1936 a 1939 que solo se matricularon en toda España 24.110 vehículos; causa,la guerra civil española.

En el 2019, el parque era de 34.434.791 vehículos


miércoles, 14 de julio de 2021

EL PREFIJO “A” Y OTRAS ZARANDAJAS

 

Dejémonos de historias y zarandajas  que tenemos mucho trabajo, solia decir mi abuelo, pero a pesar de ello a mi se me ha ocurrido escribir las líneas que siguen.


Los prefijos tambien tienen sus épocas. Se ponen de moda como los cortes de pelo. Unos triunfan sobre los otros sin saber muy bien por qué.Tiempo atrás fue “super”  el prefijo del triunfo lingüistico. Toda una generación se llenó la boca con expresiones como superguay, superfácil, superbien, superpráctico, superganador, superamoroso…todo  era super. Lo recordamos, pero su época ya pasó. Ahora estamos en la época del prefijo “a” que  significa oposición, carencia o privación de algo. Mucho de ello por la  dichosa pandemia, que no solo ataca a la economía, sino que también acabará atacando, en mayor o menor medida,  a nuestra salud mental.

 

Es verdad que una sociedad no debe ser definida tan solo con los terminos de sus patologias aunque estas puedan ser ciertas y más en estos dos últimos años. Pero no es menos verdad que las palabras que vienen apareciendo últimamente nos dejan, al menos a mí, con un cierto grado de pesimismo.

 

Los estudiosos van introduciendo, cada vez más, palabras con este prefijo. Y a medida que aparecen nos van dejando sensatamente preocupados ya que contribuyen con  un diagnostico poco favorable a nuestra salud mental porque no es posible olvidar que este prefijo, como ya hemos apuntado indica siempre negación  carencia o privación de algo.

 

Veamos, a modo de ejemplo, las siguientes:

 

Alexitimia: Incapacidad para reconocer las propias emociones y expresarlas, especialmente de manera verbal.

 

Alogia: Se habla de alogia cuando hay una ausencia o disminución del lenguaje espontáneo, una pobreza de su contenido, bloqueos, aumento de la latencia de la respuesta.

 

Abulia: La abulia es el término que en el tratamiento psicológico hace referencia a la falta de motivación para comenzar una actividad, ya sea sencilla o no.

 

Apraxia:   Dificultad para efectuar movimientos precisos con un brazo o una pierna. Abotonarse una camisa o amarrarse un zapato se vuelve imposible.

 

Aporofobia: Fobia a las personas pobres o desfavorecidas.

Acedia: Pereza, flojedad, tristeza, angustia, amargura. Situación cercana al tedio y a la apatía.

Amaxofobia: La amaxofobia es la fobia o miedo a conducir un vehículo; puede deberse, por ejemplo, a la inseguridad, a la participación de seres queridos en accidentes o a cualquier tipo de recuerdo doloroso relacionado con la conducción.

 

Estas y otras patologías son propias de sociedades industrializadas. Nos hemos acostumbrado a vivir en una sociedad que nos hace tener un modo de vida que puede ser perjudicial para nuestra salud. Tenemos malos hábitos que nos pueden llevar a padecer una enfermedad que podría ser evitada  con pandemia o sin ella.

 

Aparte de estas y otras patologías, la maldita pandemia nos  ha traído  muchas palabras que lleven o no el prefijo “a”, tardaremos en olvidar: resilencia, pandemia, confinado, morgue, mascarilla, infectar, intubar, edadismo, etc., etc.

 

Hay síntomas evidentes de que la gente quiere saber los significados que acompañan a esta nueva realidad. Y también los hay que demuestran que existe un anhelo de palabras de aliento o que ofrezcan seguridad pero, por ahora, no alcanzamos ni a escucharlas ni a verlas escritas