En 2020, el tema
de la SEMANA EUROPEA DE LA MOVILIDAD es «Por una movilidad sin
emisiones».
El tema refleja el
objetivo ambicioso de lograr un continente climáticamente neutro para el año
2050, tal como señaló Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea,
en la presentación del Pacto Verde Europeo. Además, subraya la importancia de
la accesibilidad de un transporte sin emisiones y promueve un marco inclusivo
en el que participen todos los actores.
Aunque las investigaciones
indican que los desplazamientos en coche se han reducido en las grandes
ciudades y se espera un 50% de desplazamientos en transporte público, en
bicicleta o a pie en los próximos años, los últimos informes de la Agencia Europea
del Medio Ambiente (AEMA) confirman un aumento considerable de las emisiones
del transporte respecto a los niveles de 1990. En concreto, las emisiones del
sector del transporte en su totalidad han aumentado un 28% entre 1990 y 2018,
lo que subraya la necesidad urgente de fomentar soluciones climáticamente
neutras para el transporte de las zonas urbanas. Es cierto que se han adoptado
medidas estrictas en varias de las grandes zonas metropolitanas de Europa, sin
embargo, la cuota de energía renovable utilizada para el transporte permaneció
en el 8,1% en 2018.
Los efectos del cambio climático y demás fenómenos
ambientales relacionados, como inundaciones, sequía u olas de calor, constituyen
una de las amenazas más inmediatas para el bienestar de los europeos. Según el
Acuerdo de París, cuyo objetivo es mantener el calentamiento global en un
umbral de 1,5 grados, es fundamental lograr la neutralidad de carbono para el
año 2050. Esta neutralidad se puede alcanzar con diversos métodos, entre ellos
la reducción de emisiones de carbono gracias a la aplicación de soluciones que
generen bajas emisiones y emisiones cero para el transporte particular y el
público, además del uso de la bicicleta y los desplazamientos a pie. Según las
últimas estimaciones, cerca del 80% de la población mundial vivirá en zonas
urbanas en 2050, por lo que las ciudades constituyen el marco idóneo para poner
en práctica estos planes ambiciosos.
A pesar de las distintas condiciones climáticas, geográficas y socioeconómicas de las zonas urbanas europeas, hay una serie de medidas que se pueden adoptar para promover un entorno urbano climáticamente neutro e inclusivo. Por tanto, la SEMANA EUROPEA DE LA MOVILIDAD 2020 anima a la población y a las autoridades locales a tomar medidas para cumplir el objetivo a largo plazo de un continente climáticamente neutro.
A pesar de que el
objetivo de la estrategia a largo plazo apunta al futuro lejano, la aplicación
de medidas directas para abordar la contaminación, las emisiones de carbono o
la congestión del tráfico puede tener efectos inmediatos. La congestión en las
zonas urbanas y sus alrededores cuesta en la actualidad casi 100 000 millones
de euros al año, es decir, el uno por ciento del PIB de la UE. Además, la contaminación atmosférica es causa
directa de más de 400 000 muertes prematuras.
Por tanto,
comenzar a aplicar medidas de largo plazo, como fomentar el uso de la bicicleta
o los desplazamientos a pie, además de un transporte público de bajas emisiones
producirá efectos inmediatos muy positivos.
Aunque son varios los municipios de Europa que han
puesto en marcha iniciativas ambiciosas, no resulta fácil cuantificarlas porque
los planes de movilidad suelen concentrarse en un futuro a largo plazo. Además,
hay tecnologías de bajas emisiones o emisiones cero, como los autobuses
propulsados por hidrógeno, que todavía no pueden ofrecer economías de escala.
La Comisión Europea celebra los objetivos ambiciosos que han establecido algunas
ciudades europeas como Ámsterdam, Barcelona, Copenhague y Praga, entre otras,
para lograr un entorno urbano de emisiones cero en el año 2050, si no antes.
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